
La teoría del apego de John Bowlby
La crianza respetuosa basa sus principios en le teoría del apego de Bowlby. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos niños quedaron huérfanos con evidentes problemas de adaptación y de comportamiento, John Bowlby, psiquiatra y psicoanalista, empezó a analizar estas respuestas conductuales y a documentar lo que denominó como «privación materna».
Analizó las relaciones de niños y niñas con los adultos, y a finales de los años 50 publicó sus primeros trabajos sobre la teoría del apego, por la que aseguraba que los bebés y niños necesitaban de un vínculo emocional sólido para poder desarrollar correctamente su personalidad y sus potencialidades.
Si en situaciones de miedo, ansiedad o estrés un bebé cuenta con una figura de apego capaz de dar una respuesta satisfactoria que le haga sentirse seguro y a salvo, podrá dedicarse a aprender y desarrollarse, pues no tendrá que preocuparse por sobrevivir.
Por estas teorías Bowlby fue repudiado y criticado, pero la evidencia empezó a apoyar sus ideas cuando Harlow desarrolló la teoría de la madre suave.
La teoría de la madre suave
En una época en la que se consideraba que lo mejor para el desarrollo de los niños era propiciar que se criaran con poco afecto, sin sostenerlos en brazos y sin atenderlos cuando ya habían comido y estaban limpios, porque el hecho de cogerlos podría hacer que fueran niños demasiado «mimados», débiles, demandantes y llorones, o dependientes de sus padres, la teoría de la madre suave rompió muchos esquemas y ayudó a desarrollar la teoría del apego de Bowlby.
Harlow decidió estudiar cuán necesaria era la atención de los padres (o más en concreto, de la madre) para un bebé más allá de sus necesidades básicas, y para ello investigó con las crías de los monos rhesus. La investigación consistía en separar a las crías de su madre y sustituirla por dos madres artificiales. Una con aspecto de mono, suave, confeccionada con felpa, y una con un aspecto más frío, de malla metálica, pero con un biberón que le proporcionara alimento.
Cuando la mayoría esperaban que los monos escogieran a la «madre» metálica, la del biberón, por su capacidad nutritiva, las crías decidieron quedarse con las madres de felpa la mayor parte del tiempo. Solo cuando tenían hambre se acercaban a la otra (llegaban incluso a intentar comer cogidos de la madre de felpa).
Cuando se les cambiaba de entorno, aún con ambas madres artificiales presentes, se aferraban a la madre de felpa hasta que se sentían seguras para explorar, volviendo a ella cuando se asustaban por algo.
Al provocar un nuevo cambio de hábitat, ya sin su madre de felpa, empezaban a comportarse diferente y de manera ansiosa: llorando, gritando, chupándose el dedo y buscando un «objeto suave» al que aferrarse.
Esto demostró algo que ahora muchos tienen muy claro y otros aún no han entendido: que los monos, como los bebés humanos, vienen al mundo necesitados de una figura que les dé seguridad y tranquilidad por encima de sus necesidades más básicas de alimento, eliminación, etc.
¡Pero siempre han tenido madre!
Claro. Siempre se ha tenido claro que la mayoría de bebés tienen madre al nacer. Pero igual que hay muchas maneras de ser padre, hay muchas maneras de ser madre, y mientras unas parejas pueden comportarse como una madre de felpa, calentita y suave, otras pueden comportarse como la madre de la comida, atendiendo a sus bebés para cubrir sus necesidades básicas sin tener en cuenta las necesidades de afecto o seguridad de todas las crías humanas.
¿O acaso no seguís oyendo hoy en día esos consejos de «No lo cojas en brazos que se va a acostumbrar», «No le hagas tanto caso que lo tienes enmadrado», «Déjale que llore un poco por la noche para que aprenda a dormir solo», «Donde mejor están los niños es en el cochecito y no en brazos», etc.?
Y aquí es donde entra la crianza respetuosa
El pediatra norteamericano William Sears fue quien acuñó el término Attachment parenting que se podría traducir como «crianza con apego seguro» (porque apego hay siempre, solo que a menudo se trata de una relación de apego inadecuada), que también conocemos como crianza respetuosa, basando esta filosofía de cuidados en la teoría del apego de Bowlby.
La crianza respetuosa es un estilo educativo que busca ofrecer al bebé lo que se considera que necesita: no solo alimento, higiene, la seguridad y confort de un hogar y pañales limpios, sino también brazos, cariño, amor y atención, basándose en la premisa de que el llanto es una llamada de auxilio del bebé, su manera de expresar que necesita sentirse seguro y en calma para poder explorar y aprender del entorno (como los monos, que necesitaban saberse cerca de su madre para estar tranquilos), y que la educación de niños y niñas debe basarse en un acompañamiento por parte de los adultos, para que puedan desarrollar sus potencialidades en base a su motivación, y para que, poco a poco, puedan hallar su camino en la vida, desde la transmisión de unos valores que les permitan e impulsen a formar parte de una sociedad más empática, menos violenta y más respetuosa.
¿Cuáles son los principios de la crianza respetuosa?
Puedes leer los ocho principios de la crianza respetuosa redactados por William Sears en Bases de la crianza respetuosa.