
Las claves de la crianza respetuosa
El Dr. William Sears, a partir de las teorías de Bowlby y Harlow, definió las ocho claves de la crianza respetuosa para comprender sus principios y ponerla en práctica. Se les llama las ocho B de la crianza con apego y son las siguientes:
(Birth bonding) Lazos afectivos desde el nacimiento
Consiste en fomentar el contacto piel con piel con el bebé desde el momento en que nace, como ya se hace en muchos hospitales y se recomienda hacer en casa por parte de los progenitores. El bebé necesita a la madre y estar con ella facilita la instauración de la lactancia materna, le hace sentirse más seguro (los bebés que pasan más tiempo separados aumentan la frecuencia cardíaca y empiezan a sentir estrés, consumiendo más glucosa sanguínea) y madre y bebé se vinculan más fácilmente.
(Breastfeeding) Lactancia materna
La segunda B de los 8 pilares de la crianza respetuosa es el breastfeeding, el acto de la sexualidad humana que prosigue con el trabajo que la placenta deja a medias.
En las últimas semanas de embarazo la placenta traspasa gran cantidad de células inmunitarias al bebé, pero su trabajo no es completado porque el bebé nace poco después.
La encargada de continuar con ese trabajo es la «placenta externa», o mejor dicho, las placentas externas, que son las glándulas mamarias de la madre, que empiezan a producir calostro y luego leche, ricos en nutrientes y defensas.
Además, es un contacto directo piel con piel, entre madre e hijo/a, que ayuda al bebé a crear un mejor vínculo con la madre (solo ella puede alimentarlo) y viceversa; un vínculo al que ayuda la secreción de oxitocina que se produce en la mujer, que es la hormona que se segrega, por ejemplo, cuando nos enamoramos de alguien (la llamada hormona del amor).
(Babywearing) Llevar al bebé encima
Donde más tranquilos están los bebés es al cobijo de su madre o su padre y por eso se promueve el uso de portabebés o fulares para que los bebés estén con sus padres, como se ha hecho desde siempre, al ser el lugar donde están más tranquilos, lloran menos por el día y, en consecuencia, lloran también menos por la noche.
Llevar al bebé encima es uno de los fundamentos de la crianza respetuosa porque, como decimos, los bebés que van en brazos o en portabebé se sienten más tranquilos, pueden incluso dormir por más tiempo (precisamente porque se sienten seguros) y tienen más ratos de vigilia tranquila, que ayuda a su desarrollo: como no tienen que preocuparse de peligros que no entienden, pueden dedicarse a aprender de su entorno y de nosotros, observando y escuchando cuanto sucede a su alrededor. Es más, en contra de lo que suele decirse, los bebés no se acostumbran a ir en brazos.
(Beding close to baby) Dormir cerca del bebé
Al dormir cerca de los bebés tienden a dormir más y mejor, enseñándoles además que la noche y la oscuridad no tienen por qué ser momentos de miedo ni de soledad. No es más que dar continuidad a la atención que ya sucede por el día, proporcionando la misma contención y seguridad por la noche.
(Belief in the language value of your baby’s cry) Confianza en el valor de su llanto como lenguaje
Atender el llanto del bebé, entendiéndolo como su manera de decirnos que algo no va bien. Durante mucho tiempo se nos ha «traducido» el llanto del bebé como un intento de tomarnos el pelo o manipularnos; algo así como si un/a bebé estuviera intentando tomar el control de su familia.
La realidad es que los lóbulos frontales del cerebro del bebé, encargados del raciocinio, tardan unos meses en empezar a desarrollarse y eso quiere decir, básicamente, que es imposible que haya una segunda intención cuando un bebé llora.
Así, cuando llora, debemos responder al llanto de los bebés porque igual que para los adultos es importante sentirse escuchados, comprendidos y acompañados por otras personas, para ellos también lo es. Es más, para ellos es aún más importante porque no tienen mecanismos ni herramientas para calmarse por sí mismos (y las personas adultas sí).
(Beware of baby trainers) Tener cuidado con los adiestramientos
Las rutinas pueden ser muy útiles para los padres y para los bebés, que acaban aprendiendo y asumiendo las dinámicas familiares. Sin embargo, si son demasiado rígidas pueden aparecer problemas. Digamos que lo importante es buscar una manera adecuada de funcionar en casa, pero teniendo claro que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de los deseos de los adultos.
De hecho, muchos bebés acaban revelándose si intentamos forzar las situaciones: si queremos que coman cuando aún no tienen hambre, que duerman cuando aún no tienen sueño o que estén solos sin estar aún preparados, por ejemplo.
(Balance) Mantener un equilibrio
Es una manera de decir que como madres y padres, igual que como personas, debemos buscar el equilibrio. No llegar al extremo del autoritarismo en la crianza, en que los niños y niñas acaban siendo seres sumisos y obedientes, a menudo con poco criterio y poca capacidad de pensar y tomar decisiones que incluso atañen a sus propias vidas, pero tampoco caer en el extremo de la permisividad, que podría provocar que los niños y niñas, faltos de normas y límites, acabaran siendo personas irrespetuosas, exigentes y consentidas.
Porque ojo, mucha gente confunde la crianza respetuosa con «dejar al niño que haga lo que le dé la gana» y esto no es así, en absoluto.
La base de la crianza respetuosa radica en actuar como ejemplos para que aprendan de nosotros, pero ser lo suficientemente humildes como para darnos cuenta de que los niños y niñas tienen mucho que enseñarnos también, y dar valor a sus sentimientos, opiniones y decisiones (que no quiere decir que deban prevalecer necesariamente, sino que debemos escucharlas, valorarlas y responder sin humillaciones, si lo que queremos es que en el futuro sigan contando con nosotros a nivel comunicativo).
(Both) Ambos
Que ambos, los dos miembros de la pareja (si los hay), estén implicados en la crianza y el cuidado del bebé y luego niño/a, de día y de noche. Que ambos estén involucrados en atender sus demandas, su educación y en los valores que se le quieren transmitir.
Esto no quiere decir que ambos tengan que ir a la una siempre, como se dice habitualmente (porque si uno como padre está metiendo la pata, ¿debe el otro sumarse al error?), sino remar en la misma dirección para que haya buen clima y el niño crezca en base al equilibrio conseguido por ambos.
¿Cómo se aplica la crianza respetuosa?
Estas ocho claves para la crianza respetuosa no son ítems que haya que cumplir para saber si vas en buen camino. De hecho, la mayoría de padres y madres que intentan llevar una filosofía de crianza como la mencionada jamás han oído hablar de las ocho B.
Al final, la crianza respetuosa radica en cambiar el modo en que, hasta ahora, hemos tratado a los niños y niñas. Una filosofía de vida y de cuidados que se basa en el diálogo, el cariño, el respeto y en pasar tiempo con ellos/as para transmitirles nuestra manera de ver la vida y que, desde ahí, desarrollen la suya libremente (con un equilibrio lógico entre libertad y límites), tanto en casa, como en la escuela, como en el día a día con nuestros hijos e hijas, y con los niños y niñas que forman parte de nuestra sociedad.
¿Cómo se aplica la crianza respetuosa en nuestras vidas, en un capitalismo feroz que nos ha abducido hacia la producción y la competitividad, sin que haya conciliación laboral? ¿Cómo aplicas la crianza respetuosa cuando los permisos de maternidad y paternidad solo cubren 16 semanas de vida del bebé? ¿A las 16 semanas ya lo has criado? ¿Ya puede formar parte del engranaje capitalista? Tanto la crianza respetuosa como cualquier tipo de crianza necesita de mayor tiempo e implicación.
Pues esa es una de las luchas que cada madre y padre debe llevar a cabo, tanto interna como externamente, y esa es la lucha que intentamos aunar con el Día Internacional de la Crianza Respetuosa.
Y es que criar y educar a nuestros/as hijos/as con respeto no es fácil, porque a menudo nos faltan recursos y tiempo. Pero si queremos que nuestra sociedad evolucione, si queremos que nuestros hijos lo hagan mejor que como lo hacemos nosotros, y si queremos hacerlo como padres mejor que como lo hicieron los nuestros (que en la mayoría de casos fue del mejor modo que pudieron y supieron), vale la pena intentar un método de crianza diferente.
Y no es solo por eso por lo que deberíamos conocer la crianza respetuosa. Es que cuando conectas emocionalmente con tus hijos, cuando hay respeto mutuo y poco a poco fluye la comunicación, se establece una relación de confianza que lo hace todo más intenso, más estimulante, más bonito, más amable y a la vez, más divertido. La semilla que luego debe brotar para que cuando lleguen épocas probablemente más complicadas, siga habiendo confianza, comunicación y respeto.